3. Metodología

3.6. La observación participante

3.6.3. Desarrollo y cierre

Tal y como se ha mencionado antes, la técnica de la observación participante requiere de la adopción de un rol por parte de quien investiga, cuyo desempeño es fundamental para que la información recabada sea confiable y de calidad. Algunas de las recomendaciones o actuaciones a tener en cuenta son las siguientes (Spradley, 1980, págs. 50-54):

  • Llevar la pauta de observación en formato electrónico o papel, para ir registrando todo aquello que se ve o se escucha.
  • Elegir un lugar desde el que observar y participar acorde con el tipo de observación elegido.
  • Tener un propósito doble: implicarse de la manera escogida en las actividades concernientes a la situación de estudio y observarla a fondo.
  • Prestar una atención incrementada y estar en un estado de mayor alerta que habitualmente.
  • Mantener una observación de ángulo abierto, es decir, ampliada por el propósito añadido de estudiar los aspectos culturales y subyacentes de una situación social. La idea es descubrir las relaciones y/o patrones que ayudan a dar sentido o significado a la interacción social y que suelen ser tan sutiles que uno mismo, como actor social, no es consciente de ellas cuando se participa de dichas interacciones en un rol distinto al de investigador/a.
  • Desarrollar una experiencia desde dentro y desde fuera de la escena, desde la doble condición de miembro y extraño.
  • Aplicar la introspección natural, es decir, intentar pensar o reflexionar sobre vivencias similares o relacionadas con las observadas, para orientar la mirada hacia las cuestiones más importantes o para comprender lo que se observa.
  • No olvidar el registro sistemático de actividades, observaciones, etc.