2.3. Composición
Llamamos composición a la manera en la que disponemos los elementos en la obra considerando el peso, el equilibrio, las formas, las direcciones, el tono y los signos. Según Betty Edwards:
«Se llama composición a la manera en que el artista dispone los elementos que componen un dibujo.» (Edwards, 1979/2000, pág. 148)
Dicho de otra forma, la composición es un sistema de organización estructural en el que voluntariamente ordenamos unidades visuales dentro de un campo visual. Para lograr un resultado de unidad y armonía, lo hacemos rigiéndonos por las leyes perceptuales (Crespi y Ferrario, 1971/1977, pág. 17).
Existen composiciones de lectura clara en las que el fondo se separa claramente de la figura, y otras a las que llamamos composiciones de lectura confusa en las que el fondo tiende a ser más complejo y nos resulta más difícil discernir entre fondo y figura.
Forma, fondo y espacios negativos
Llamamos espacios negativos (o espacios en negativo) al fondo que rodea las cosas. Como explicaremos, existen tradiciones estéticas en las que el fondo es tan importante como la figura. Betty Edwards dice que «los espacios en negativo son tan importantes como las formas en positivo» (Edwards, 1979/2000, pág. 146).
La estampa La gran ola de Kanagawa (1830-1833), de Hokusai, es una demostración del equilibrio de forma y fondo, o hasta un alegato a favor del espacio negativo. Esta última afirmación puede sonar exagerada, pero si observamos con atención, veremos que el fondo de la ola –la «no-ola»– es como una ola de vacío casi idéntica a la de la figura.
En realidad, no es demasiado extraño que el concepto de espacio negativo tenga tanta fuerza en Oriente, donde los pilares filosóficos apuntan siempre a un justo equilibrio de los principios contrarios, pero complementarios, del yin y el yang. Como dice Junichirô Tanizaki en El elogio de la sombra:
«Como si fuesen incapaces de hacer mella en las espesas tinieblas del toko no ma, los reflejos blanquecinos del papel rebotan en cierta manera sobre esas tinieblas, desvelando un universo ambiguo donde sombra y luz se confunden.» (Tanizaki, 1933/2001, pág. 52)
Por esa razón, la figura no puede ser más importante que el fondo. La interacción que existe –y debe existir entre uno y otro– los compensa y le da a la obra una sensación de unidad que trasciende los límites formales de la misma. El uso de este principio puede apreciarse en la mayoría de los grabados japoneses (ukiyo-e) o en la pintura china en general.
En relación con el aprendizaje del dibujo, Edwards argumenta que plasmando los espacios negativos resulta más fácil aprender a dibujar. Su argumentación es simple: para la autora, al no saber nada –a nivel simbólico– de los espacios que rodean las cosas, es decir, al no tener un saber previo, o un prejuicio, uno es más libre para dibujarlas más objetivamente (Edwards, 1979/2000, pág. 146).
«En los dibujos, las formas de los espacios en negativo son reales y no una especie de aire o un vacío.» (Edwards, 1979/2000, pág. 147)
«Todos los contornos son contornos compartidos en los que se encuentran dos elementos. Los espacios en negativo comparten los contornos con la silla, porque esta comparte sus contornos con los espacios.» (Edwards, 1979/2000, pág. 147)
Conclusiones
Llamamos composición a la manera en la que disponemos los elementos en la obra considerando el peso, el equilibrio, las formas, las direcciones, el tono, los signos.
Existen composiciones de lectura clara y otras de lectura confusa.
Los espacios negativos deben ser tenidos en cuenta a la hora de pensar una composición. Los espacios en negativo, considerando que no pueden estar cargados simbólicamente, pueden ayudarnos a aprender a dibujar de manera más rápida y efectiva.
En el arte tradicional del Lejano Oriente, al fondo (o espacio negativo) se le daba una importancia igual a la figura (espacio positivo).