4.3. Dibujar es pensar
Sin dudas, las formas de dibujar son infinitas, pero si tuviéramos que definir dos formas básicas, una es trabajando con ideas preconcebidas, es decir, pensadas previamente, y la otra es dejándose llevar por la mano, encontrando el motivo a medida que vamos trazando líneas o produciendo manchas, dejando que «la mano piense» sobre el papel. Picasso, que era famoso por la frase: «Yo no busco, encuentro», en general trabajaba sin ideas preconcebidas. El artista decía:
«Si sabes exactamente lo que vas a hacer, ¿de qué te va a servir hacerlo?» (Picasso, 1997, pág. 22)
«Has de empezar a dibujar para saber qué quieres dibujar.» (Picasso, 1997, pág. 29)
El mensaje del maestro es claro: no conviene esperar a tener una idea o a estar inspirados para comenzar a dibujar, dibujemos y vayamos encontrando el tema a partir de las marcas que vayan apareciendo sobre el papel. Evidentemente, no siempre podremos hacerlo así, pero es una buena técnica para tener en cuenta.
El célebre diseñador gráfico e ilustrador Milton Glaser reflexiona sobre los vínculos entre el dibujo y la mano en Drawing is Thinking (2008). El título del libro rinde homenaje a la obra The Hand (1999), de Frank R. Wilson, que explora la relación entre la evolución del cerebro y el uso de las manos [2]. Para Wilson, la mano hace mucho más que ejecutar órdenes provenientes del cerebro, puesto que tiene un rol fundamental en su orquestación. En una entrevista contenida en Drawing is Thinking, Peter Mayer le pregunta a Glaser si dibujar es importante para el diseñador gráfico y cuál es la relación entre los dos campos. Glaser responde que lo esencial es la relación entre la mano y el cerebro, y que esta relación puede ser potenciada por cualquier actividad donde el cerebro y la mano trabajen juntos para intentar entender qué es lo real. Glaser explica que para él dibujar forma una parte muy importante de su entendimiento. Según él, su tarea como dibujante consiste en entender lo que se está mirando (Glaser, 2008, pág. 15). El «entender» de Glaser es semejante al de Franck, que dice:
«Mientras miro/dibujo atisbo la naturaleza, pruebo la naturaleza, la naturaleza de la Realidad: pues ¡la forma de mirar es una forma de saber!» (Franck, 1973, pág. 130)
En la línea de Meglin, Glaser también afirma que aprendemos a través del movimiento. Para él, el dibujo es una actividad que forma parte de los fundamentos de cualquier artista visual (Glaser, 2008, pág. 15). De hecho, en todas las actividades relacionadas con la comunicación visual, la importancia del dibujo no radica únicamente en la capacidad de aprender a comunicar ideas o conceptos visualmente, sino en la capacidad de mirar detenidamente las cosas que nos rodean. Al observar detenidamente incorporamos ideas visuales (estas pueden incluir desde la paleta de colores de las prendas de una persona para inspirar la paleta de un diseño, las formas de las ramas de un árbol que podrían convertirse en el punto de partida para una tipografía, etc.).
La libreta de esbozos como herramienta de reflexión práctica
Se podría decir que la libreta de esbozos tiene un valor incalculable para aquellos que practican la disciplina del dibujo; prueba de ello es que los grandes maestros del pasado y también la mayoría de los profesionales del diseño, la ilustración, la arquitectura contemporáneos la utilizan, pero ¿por qué debemos usar una libreta de esbozos? Sin duda, hay muchísimas razones más de las que mencionaremos, pero diremos que, por un lado, dicha libreta sirve para ejercitar la observación, y por otro lado, nos permite analizar nuestra propia evolución (para ello, es importante acostumbrarse a fechar nuestros dibujos), y por último, registra una gran cantidad de información visual tanto si se trata de estudios (por ejemplo, observaciones del natural) como si se trata de ideas gráficas que uno puede llegar a utilizar en el futuro, especialmente en los períodos de «sequía de ideas». La importancia de este material la podríamos resumir de una manera muy simple pero significativa: la libreta de esbozos es un lugar para experimentar y un espacio protegido donde podemos cometer errores.
No es casual que Danny Gregory, uno de los defensores principales de esta herramienta, comience su libro Everyday Matters (2003) con la famosa frase de Miles Davis «Do not fear mistakes. There are none» [3]. La razón por la que la libreta de esbozos es tan importante es porque se trata de un sitio lúdico del dibujo en donde nos atrevemos a probar cosas que habitualmente no tenemos espacio para arriesgarnos a probar.
Algunos autores rinden auténtico culto a la libreta de esbozos. Meglin dice: «Un cuaderno de esbozos puede transformar un instante de tiempo en un momento eterno» (1989/2001, pág. 127). Entenderemos mejor este punto cuando lo practiquemos y experimentemos nosotros mismos, pero con esto queremos decir que cuando nos detenemos a observar y a dibujar algo debemos estar muy atentos, y es como si el presente se expandiera.
En una línea quizás más profunda, Meglin argumenta que el bloc de esbozos puede ser una herramienta de autoconocimiento estético: «El bloc de esbozos proporciona la oportunidad para una frecuente exploración del porqué, para descubrir quiénes somos mediante el papel» (Meglin, 1989/2001, pág. 127).
Para Meglin, la individualidad artística viene dada por tres elementos básicos: lo que vemos, lo que sentimos y lo que pensamos (1989/2001, pág. 127). Así, el bloc de esbozos se convierte en una manera de reaccionar a lo que vemos en el mundo exterior a través de lo que sentimos interiormente. Si pensamos en el contenido bastante experimental de Drawing is Thinking (2008), de Milton Glaser, veremos que estas afirmaciones –que pueden sonar un tanto exageradas al principio– son bastante frecuentes entre los dibujantes. De hecho, es bastante más probable que uno vaya encontrando su individualidad estética en los momentos entre trabajos (representados por los estudios y las tentativas de las páginas de nuestros blocs de esbozos) más que en los resultados de los encargos en sí.
Berger comenta:
«La creación de una imagen comienza por interrogar a las apariencias y por hacer ciertas marcas. Todos los artistas descubren que dibujar, cuando se trata de una actividad compulsiva, es un proceso recíproco. Dibujar no es solo medir y disponer en el papel, sino que también es recibir. Cuando la intensidad de mirar alcanza cierto grado, uno se da cuenta de que una energía igualmente intensa avanza hacia él en la apariencia de lo que sea que esté escudriñando.» (Berger, 2005/2015, pág. 61)
En efecto, la experiencia del dibujo se caracteriza por un fenómeno en el que se produce cierta confusión entre el sujeto (el que mira) y el objeto (lo que es observado). En Zen Seeing, Zen Drawing, Franck dice que cuando el contacto con aquello que dibujamos es realmente intenso, percibimos que nos unimos al modelo, y, aun cuando se trata de cosas inertes, llegamos a sentir que nos devuelven la mirada (Franck, 1993, pág. 58). El autor comenta:
«Esto es lo que hace mirar/dibujar: te transformas en lo que dibujas. Si eso no pasa, no puedes dibujarlo.» (Franck, 1993, pág. 6)
A continuación apuntamos algunos posibles usos del bloc de esbozos:
- Realizar estudios del natural de todo tipo: objetos cotidianos, autorretratos, personas, animales, plantas, vehículos, perspectivas, etc.
- Practicar composiciones diversas: tanto de paisajes o entornos como de posibles trabajos gráficos.
- Hacer estudios de color para probar posibles paletas.
- Hacer scrapbook; el bloc puede ser el lugar en donde pegamos recortes de imágenes, gráficas o tipografías que nos interesen. Idealmente deberíamos apuntar el nombre de los autores del material, ya que esto nos ayudará si queremos profundizar en la búsqueda de información visual en el futuro. En general, conviene utilizar el scrapbook conjuntamente con estudios de dibujo, es decir, trabajando a partir de las imágenes que nos interesan.
- Tomar notas, tanto gráficas como textuales, de conceptos, ideas u ocurrencias que nos pueden interesar desarrollar más adelante.
- En él podemos referenciar las pruebas con materiales y soportes alternativos, así como con técnicas experimentales.
Conclusiones
Cuando uno dibuja pone en movimiento un complejo sistema de conexiones que relacionan la mano, el ojo y la mente.
Sin olvidar la importancia del mirar y el pensar, gran parte del conocimiento del dibujo reside en la mano (así como en el brazo y el cuerpo en general). Por esta razón, es importante practicar regularmente, ya que ejercitando la psicomotricidad fina vamos incorporando conocimiento y, como consecuencia de la experiencia acumulada, tendremos mejores resultados a la hora de realizar nuevos dibujos.
El uso de la libreta de esbozos es de vital importancia para la evolución del dibujo ya que este soporte nos permite estudiar, reflexionar, analizar y experimentar.