La escritura, al igual que el dibujo, nació como un gesto gráfico. Las líneas de dibujo y las líneas de escritura tienen ancestros comunes. El antropólogo Tim Ingold (2015) señala que «escribir sigue siendo dibujar. Pero es un tipo especial de dibujo en el que lo que se dibuja comprende los elementos de una notación. La mano que escribe no deja de dibujar, por lo tanto, puede entrar y salir con bastante libertad, y sin interrupción, de la escritura». Ingold señala la paradoja de los escribas medievales, que muchas veces copiaban textos en idiomas que no entendían. ¿Cuál sería la manera adecuada de referirse a esta práctica? ¿Estaban escribiendo o dibujando?
En el libro El Capital / Manuscrito Siniestro (2008) la artista Milena Bonilla realiza una copia de una edición completa de El Capital de Karl Marx con la mano izquierda. La escritura temblorosa envuelve el discurso del autor en una atmósfera de titubeos y líneas incomprensibles, como si estuviera siendo infantilizado o balbuceado por primera vez. Esta misma atención por la caligrafía, por el dibujo de oraciones, ocupa algunos de los trabajos de la artista Verónica Meloni. En su Lectura gráfica de El erotismo de Bataille (2018) elabora un conjunto de textos redondeados, dibujados con pluma, donde las oraciones se superponen y van rompiendo el sentido de los párrafos. De la misma manera, Exhausted books (2002) de la artista Dora García recrea los apuntes y materiales de lectura utilizados por The Zurich James Joyce Foundation, un grupo de ancianos que desde hace treinta años se reúnen a leer el Finnegan’s Wake, la inefable novela escrita por Joyce. La obra reúne una constelación de facsímiles que la artista elaboró imitando los libros originales del círculo de lectura. Así, los insertos y hojas sueltas, la profusión incansable de subrayados y comentarios manuscritos, inscripciones que paulatinamente han ido tapando y destruyendo el texto original, son documentadas y replicadas manualmente en un conjunto de volúmenes nuevos. En su modo instalación, Exhausted books funciona como escenografía y locación para producir lecturas públicas.
La obra del artista Fernando Bryce también reproduce a mano documentos históricos provenientes de medios gráficos, como anuncios, panfletos, revistas y periódicos antiguos. Ensayando una metodología de trabajo que él denomina análisis mimético, Bryce selecciona y copia una enorme cantidad de documentación con pinceles y tinta china. Sus dibujos se acercan a las imágenes como si fueran escritura y a la escritura como si fuera imagen, imitando cuidadosamente las variaciones tipográficas, la organización de las páginas, los espacios vacíos, poniendo a un mismo nivel todos los elementos que componen la cultura impresa. La serie The Spanish War (2003), por ejemplo, explora mediante la copia grafológica las luchas sociales impulsadas durante la Guerra Civil Española, desenterrando la historia silenciada de los sectores más radicales asociados al anarquismo y al comunismo no-estalinista.
La obra de la artista Verónica Lahitte explora también las posibilidades estilísticas de la tipografía y trabaja las costuras y discontinuidades entre palabra escrita, memoria y oralidad. Su proyecto La tempestad (2017) consiste en una reescritura del clásico diálogo entre Calibán y Próspero acerca de la imposición de una lengua nueva, tomando como punto de partida la versión que el poeta Aimé Cesaire hizo en 1969 de la clásica obra de Shakespeare. La tempestad integra lo que la escritora mexicana Cristina Rivera Garza ha denominado necroescrituras, un género que se sostiene en el reciclaje y la recontextualización de textos ya existentes, y que «no teme aceptar y problematizar la autoría ajena del archivo, logrando así́ producir textos híbridos, plurales y marcados por subjetividades múltiples» (Rivera Garza, 2013).
Para terminar, cabe mencionar un referente totalmente distinto pero que experimenta con la misma intensidad los tránsitos del dibujo al texto y del texto al habla. Miguel Noguera se inscribe en una constelación de autores que aun siendo cercanos a las prácticas artísticas distribuyen su trabajo en circuitos escénicos y son asociados al mundo del humor. Sus libros recogen extrañamientos perceptivos y derivaciones ridículas del funcionamiento de los objetos técnicos. Sus Ultrashows despliegan ideas autocontenidas, incorporando elementos expresivos, como canto gregoriano o presentaciones en PowerPoint, capaces de señalar con enorme precisión las paradojas propias del acto de escribir y dibujar.
Referencias
Bonilla, Milena (2008). El Capital / Manuscrito Siniestro.
Disponible en https://www.daros-latinamerica.net/artwork/el-capital-manuscrito-siniestro
Consulta 05/05/2019
Ingold, Tim (2015). Líneas, una breve historia. Barcelona: Gedisa Editorial.
Rivera Garza, Cristina (2013). Los Muertos indóciles. Necroescrituras y desapropiación. México: Tusquets Editores.
Schwartz, Hillel (1996). The culture of the copy. Nueva York: ZoneBooks.