A diferencia de otros medios como la fotografía, caracterizados por plasmar de manera inmediata las imágenes, dibujar significa zambullirse en un proceso temporal. Más aún, existe un cordón umbilical que une la práctica del dibujo y nuestra comprensión antropológica del tiempo: las metáforas más ubicuas utilizadas para explicar los fenómenos temporales están asociadas, desde siempre, al trazado de una línea. Dan cuenta de esa relación nociones como flecha del tiempo, acuñada en 1927 por el astrónomo británico Arthur Eddington para señalar su condición irreversible y asimétrica, o el vastísimo uso de líneas de tiempo (y aquello que Eviatar Zerubavel llama mapas de tiempo), que desde hace siglos son las herramientas cognitivas predilectas para organizar los sucesos históricos. Aún hoy, separar nuestra comprensión del tiempo de sus metáforas dibujadas resulta enormemente difícil.
Del cruce histórico entre las líneas y el tiempo, resulta un antecedente ineludible el Ehrenpforte (1516) de Alberto Durero, un monumental grabado donde los sucesos históricos se encuentran dibujados sobre una fachada arquitectónica. O las piezas gráficas de Johannes Buno donde se sintetiza, por ejemplo, el cuarto milenio antes de Cristo en la figura de un dragón. O el impresionante Templo del tiempo (1846) de la educadora Emma Willard, una imagen tridimensional repleta de colores en la que los hitos históricos representan las columnas y las biografías personales, el techo. Recientemente, artistas como Marjolijn Dijkman han realizado propuestas que amplían las posibilidades de esta relación. En Wondering through the future (2007), Dijkman dibuja un timeline donde se incluyen diversas visiones sobre el futuro desarrolladas desde la ficción cinematográfica. La obra organiza estas películas no por su fecha de producción sino por el año en que hipotéticamente ocurren sus historias, revelando que solo aquellos filmes envueltos en el optimismo de los años sesenta se animaron a ir hacia delante y a imaginar mundos mejores.
Navegando por la historia del arte encontramos múltiples soluciones que incorporan el tiempo a las imágenes sin recurrir al uso de timelines. Las exploraciones estilísticas del futurismo y su mirada celebratoria de la aceleración tecnológica, por ejemplo, serán plasmadas en obras como El ciclista (1913) de Natalia Goncharova, donde los contornos del protagonista del cuadro son desdibujados y multiplicados, creando un efecto de velocidad borrosa, similar al que produce la superposición de frames en una animación o las líneas cinéticas utilizadas en los cómics para sugerir el movimiento. Décadas después, encontramos resonancias en el clásico vídeo de Douglas Gordon 24 hs Psycho (1993), donde el artista se apropia de la escena de Hitchcock y la desacelera hasta los dos frames por segundo, transformando su visionado en una flemática experiencia de 24 horas de duración. O en los dibujos y pinturas de la artista Lola Lasurt, cuyos larguísimos rollos de tela pintada despliegan una hilera de frames congelados, seleccionados y extirpados cuidadosamente de documentos audiovisuales donde se registran eventos históricos olvidados.
El escarbado de objetos culturales provenientes del pasado es también una forma de trabajo habitual entre los artistas contemporáneos interesados por el funcionamiento del tiempo. El curador Martí Perán señala que «recordar el futuro significa distinguir del pasado las líneas de escape que hoy todavía apuntan hacia delante» (Perán, 2015). El teórico cultural Boris Groys argumenta que «vivimos en la contemporaneidad, pero en realidad no la conocemos. Nuestra contemporaneidad está globalizada, pero nosotros solo atisbamos una pequeña parte de ella» (Fernández Pan, 2015). Dibujos como Anti-Antiutopian Wall (2018) o Unreachable Peak (2018) del artista Ignacio García Sánchez apuntan en esta dirección: anticipan el porvenir como una constelación de ruinas o fragmentos, ofreciendo visiones de un mundo extraño, aún sin descifrar.
Referencias
Fernández Pan, Sonia (2015). A brief history of the future. Barcelona: La capella Ed.
Disponible en http://esnorquel.es/wp-content/uploads/2015/01/ABriefHistoryoftheFuture-CAST.pdf
Consulta 05/06/2019
Hernández-Navarro, Miguel Ángel (2011). Hacer visible el pasado: el artista como historiador (benjaminiano). Sociedades en crisis: Europa y el concepto de estética. Actas del Congreso Europeo de Estética, 2010. Madrid: Ministerio de Cultura y Universidad autónoma.
Disponible en https://sede.educacion.gob.es/publiventa/detalle.action?cod=14194C
Consulta 05/06/2019
Perán Martí (2014). Futuros abandonados. Mañana ya era la cuestión. Hoja de sala, Fabra i Coats. Barcelona.
Disponible en http://ajuntament.barcelona.cat/centredart/es/content/futuros-abandonados-ma%C3%B1ana-ya-era-la-cuesti%C3%B3n
Consulta 05/06/2019
Rosenberg, Daniel; Graffon, Anthony (2012). Cartographies of time, a story of the timeline. Nueva York: Princeton Architectural Press.