Campo artístico

Diccionario

Descripción

El concepto de campo se asocia tradicionalmente al trabajo teórico del sociólogo francés Pierre Bourdieu, concretamente, a su obra El sentido práctico, de 1980. La idea de campo hace referencia a un espacio o sistema social. Este espacio o sistema puede ser muy amplio, por ejemplo, toda la sociedad, o puede referirse a ámbitos y subámbitos concretos dentro de esta. Algunos ejemplos son el campo de la política, el campo de la economía, el campo del arte, el campo de la literatura, etc., los cuales no hay que entender como autónomos, sino en interconexión constante con el resto de subcampos, y por supuesto, con el campo social al completo. En términos generales, constituye un intento de resolución del debate entre agencia y estructura, es decir, el debate sobre si las acciones de las personas, colectivos e instituciones son autónomas o bien están determinadas por el contexto y la realidad externa. El campo sería el espacio donde confluyen y se relacionan ese contexto de estructuras y reglas de poder externas con las distintas acciones posibles dentro de él. En otras palabras, el poder y las acciones de una persona son autónomas dentro de un abanico de opciones preestablecido por su contexto.

Según Bourdieu, en cada tipo de campo (político, económico, artístico, general…) la posición de una persona y, por lo tanto, su poder y las posibilidades de actuación dentro de él están determinados por una o varias variables distintas llamadas especies de capital, siguiendo su conceptualización. El campo social general está compuesto, principalmente, por el cruce de los ejes de capital cultural —que para esta discusión podemos definir como la cantidad de conocimiento o educación que se posee— y el capital económico —la cantidad de dinero y bienes que se tienen. El campo artístico, por su parte, está dominado por el capital simbólico, una suerte de acumulación basada en el reconocimiento y la cultura. No obstante, los capitales culturales —con el que guarda estrecha relación— y económico también influyen en él. En el campo artístico actúan, principalmente, agentes con relativo poder o capacidad de influencia. Este grado de poder o capacidad de influencia se deriva de una acumulación notable de capital cultural.

La lógica de funcionamiento del campo artístico viene definida por su carácter antieconomicista y el ya mencionado capital simbólico. Lo primero quiere decir que las valoraciones (mediante reconocimientos o sanciones) que se dan a los actos artísticos no solo dependen del éxito económico que obtengan. El poder en este campo no depende únicamente del dinero que se consigue actuando en él, sino que se gana sobre todo a través del reconocimiento —aunque a veces ambos aspectos pueden ir juntos. Por ejemplo, el hecho de que una novela sea un best-seller o de que una pintura se venda por unos miles de euros no influye necesariamente, o incluso podría llegar a influir negativamente, en la valoración que los agentes del campo artístico hacen de esa novela o de esa pintura. No obstante, como regla general y pese a que no es una condición indispensable, el éxito económico también puede facilitar o aumentar la probabilidad de conseguir reconocimiento y capital simbólico. Así, el eje de capital económico dentro del campo artístico pierde fuerza o incluso puede llegar a ser contraproducente.

La lógica antieconomicista del campo artístico se completa con una serie de ideas estructurantes —heteronomía del campo lo llama Bourdieu, para referirse al conjunto de ideas y dinámicas que influyen en el funcionamiento del campo desde afuera del mismo—, como por ejemplo «la idea del artista puro, sin más fines que el arte, indiferente a las sanciones del mercado, al reconocimiento oficial, al éxito» (Bourdieu, 1994, pág. 183). El seguimiento y cumplimiento de este ideal y sus derivados otorgarían una mayor probabilidad de obtener reconocimiento simbólico (capital) y, en definitiva, mayor poder en el campo artístico. El capital simbólico es la variable que determina quién tiene poder en este campo artístico y quién se encuentra dominado. Este capital simbólico estaría mediado por el interés de las posiciones dominantes, es decir, es influido por las actitudes y acciones de los actores con poder de dentro y fuera del campo, y es mayor cuanto más consenso o reconocimiento exista sobre la obra de una persona. A esta lógica de funcionamiento estructurante se le unen las acciones de las personas o agentes del propio campo artístico que ya han sido reconocidos previamente y que, con su capital simbólico ya adquirido, deciden con sus juicios quién es artista o qué es arte —esto sería la autonomía del campo, es decir, todas aquellas dinámicas propias o internas del ámbito artístico.

En otras palabras, el funcionamiento del campo artístico combinaría dos aspectos:

  1. las dinámicas internas de reconocimientos pasados e ideales propios —como los del artista maldito, la creación genial e individual, o el arte por el arte— que dan como resultado una visión de las obras de arte que no solo se basa en el juicio por ideales valorativos independientes (autonomía del campo), y
  2. las condiciones estructurales de su producción y los intereses de quienes se ubican en este espacio, que fundamentalmente se basan en la crítica a la lógica económica y que influyen en las dinámicas de reconocimiento y acción (heteronomía del campo).

Un ejemplo del funcionamiento del campo artístico lo da Bourdieu intentando explicar el éxito del urinario de Duchamp. Según él, Duchamp proviene de una familia con gran capital cultural y relativamente bien posicionada en cuanto al capital económico. Esta posición le permite escoger una serie de opciones profesionales acomodadas, entre las que elige la de artista. Se forma en pintura y luego sigue las lógicas propias del campo y actúa como un artista bohemio, maldito y rebelde, sin que le importe demasiado el dinero. Este cumplimiento de ideales, el valor técnico, estético y político de su obra, y una serie de reconocimientos menores le van haciendo, poco a poco, ganar capital simbólico —hasta aquí han actuado más la heteronomía del campo, es decir, las condiciones estructurantes externas. Finalmente, se convierte en una figura consagrada al ser reconocido por otros actores con poder dentro del campo como un gran pintor (esto es, la autonomía del campo). Es desde esta posición de poder en el campo artístico desde donde decide crear su famoso urinario La fuente, una obra que ridiculiza el arte y que finalmente acaba logrando el estatus de obra artística, en tanto que él mismo, las personas que lo apoyan y el museo donde se expone gozan del suficiente capital simbólico para decidir qué es arte. Según Bourdieu, el movimiento de las «artes incoherentes» realizó un intento similar, pero su éxito fue mucho más limitado, debido a su posición de poco poder, de poco capital simbólico, en el campo artístico (Bourdieu, 1994, pág. 185).

Por supuesto, el ámbito del arte se ha estudiado desde otros conceptos e ideas distintos de los que propone Bourdieu. Seguidamente se abordan dos perspectivas opuestas que anteceden sus teorías y que, en cierto modo, el autor francés procura cuestionar y trascender proponiendo la síntesis que hemos explicado. Por un lado, se encuentran las posiciones de la teoría marxista que tradicionalmente han considerado el sistema de producción artística como un reflejo de las condiciones estructurales de producción económica global sin conceder un lugar preponderante a la subjetividad e individualidad del autor o autora. El funcionamiento del sistema del arte sería un mero reflejo de los intereses y gustos de la burguesía. En el lado opuesto, se sitúa el enfoque internalista del campo artístico, que defiende que este funciona únicamente a partir del entendimiento y la valoración de la obra de arte de una manera aislada, siguiendo unos ideales estéticos y pensando que la única fuente de valor de la obra se debe a la genialidad del artista.

Bibliografía

Abercrombie, N.; Hill, S.; Turner, B. S. (2006). Entrada «Habitus». The Penguin Dictionary of Sociology (pág. 176).

Bourdieu, P. (1994). Razones prácticas: sobre la teoría de la acción. Barcelona: Anagrama.

Bourdieu, P. (1980). El sentido práctico. Madrid: Siglo XXI.

Klinger, M. (2014). A summary of Bourdieu’s (pretentious, and probably useless) theory of art, with a particular focus on the concept of a ‘field of cultural production’ [en línea]. [Fecha de consulta: 20 de mayo de 2019].
<https://themaxklinger.wordpress.com/2014/05/14/a-summary-of-bourdieus-pretentious-and-probably-useless-theory-of-cultural-production/>