A finales de los años ochenta, aparece en los Estados Unidos de América una perspectiva radicalmente novedosa en el campo de los estudios de género: la teoría queer. Esta posición, irreverente, acuñada por Teresa de Lauretis y representada por la propia Teresa de Lauretis y pensadoras como Eve Kosofsky Sedgwick y, especialmente, por la filósofa Judith Butler, influirá en los debates, las prácticas artísticas y la producción teórica posterior hasta la fecha.
Estas son tres autoras fundamentales, entre otrxs muchxs, previas y posteriores, que pronto se irán sumando desde diferentes geografías y disciplinas, lo que añadirá una gran expansión de la experiencia y del campo del conocimiento queer. Una tradición que se repensará, y se activará, desde posiciones sociales muy diversas y desde geografías distantes, a ambos lados del Atlántico, descentrando la propia teoría y lo queer de EE. UU., activando, de esta manera, el músculo del feminismo y las teorías del género.
Queer: en inglés es un insulto homófobo que expresa desprecio y odio. Es lo anormal que desestabiliza lo establecido. A finales de la década de los 80 y de la década de los 90 del siglo pasado, grupos activistas y las propias personas que son injuriadas y despreciadas se reapropian del término, que en América Latina pasa a ser cuir y en el movimiento autónomo aparecerá como kuir. Esta reapropiación da lugar a prácticas políticas y a un pensamiento teórico en la senda de la genealogía feminista altamente novedoso, ocupando y problematizando posiciones identitarias que pretendían una normalización silenciosa y homogénea de la disidencia sexual. Grupos y referentes de este movimiento son, entre otros, Act Up!, Lesbian Avengers, Queer Nation, WAC, Guerrilla Girls, Riot Girrls, que surgen en EE. UU. a finales de los 80, y, en España, LSD y La Radical Gai, que aparecen en Madrid a inicios de la década de los 90. Uno de los nexos fundamentales de unión de todos estos grupos va a ser el contexto de emergencia, física y simbólica, que se inicia con la crisis pandémica del sida.
Ved:
Manifiesto fundacional de Queer Nation
Original en inglés: https://www.historyisaweapon.com/defcon1/queernation.html
Traducción en castellano: https://revistachubascoenprimavera.wordpress.com/2020/06/09/traduccion-de-the-queer-nation-manifesto/
El carácter extremo, lo radical que acompaña a lo queer, aunque no es totalmente novedoso, se da cuando amplía el análisis del sistema patriarcal, cuando incide de una manera original cuestionando el carácter «natural» —y, por tanto, ineludible— de la llamada heteronormatividad y de la matriz binaria que la contiene, sostiene y habría asegurado en ese proceso histórico de «naturalización». Será a través de esta matriz, dirán estas pensadoras, que se asignan, clasifican y regulan las identidades de género y también de los sexos (y su fisicidad: los cuerpos) en las sociedades y tradiciones occidentales. Para la teoría queer/cuir/kuir esta matriz, lejos de estar inscrita en la complexión ontológica del mundo o fijada en la constitución biológica de los seres humanos, es una construcción cultural de carácter sociohistórico.
Heteronormatividad: la heteronormatividad es también la heteronorma. La pensadora francesa, Monique Wittig, en El pensamiento heterosexual, definirá este concepto como un régimen político que atraviesa todos los sistemas y subsistemas sociales instaurando la diferencia sexual, hombre/mujer y masculino/femenino. Al considerarlo un régimen cultural y filosófico, ha tenido el poder de crear lo que es legítimo y científico. La crítica feminista al régimen heteronormativo arranca en la década de los 70 y se acentúa a partir de la de los 90 hasta nuestros días a través de nuevos marcos teóricos y activismos queer.
Ved:
Wittig, M. S. [Monique S.]. (2005). El pensamiento heterosexual. Egales.
Lxs teóricxs feministas queer recurren a procedimientos críticos para descentrar y deshacer el régimen sexual dominante en Occidente. Para ello, en un principio, algunxs de ellxs se inspirarán en la deconstrucción postestructuralista de la metafísica occidental, mediante diálogos y relecturas nietzscheanas y psicoanalíticas que establecerán principalmente desde Francia, Lacan, Foucault, Derrida, Deleuze y Guattari. También beberán del feminismo radical de la década de los 70, especialmente de la estela que han dejado Monique Wittig y Adriane Rich, y posteriormente Gayle Rubin (1986) en su clásico artículo El tráfico de mujeres, así como con la tradición muy anterior de Simone de Beauvoir. Estas teorías también permearán las prácticas artísticas, performativas, literarias, etc. que se producen y circulan, en especial en relación con la pandemia del sida y al activismo que emerge en relación con ella.
Sida: el 5 de junio de 1981 se notifica oficialmente en Estados Unidos el primer caso de sida en el mundo (en España fue en el Hospital del Vall d’Hebron de Barcelona en octubre de ese mismo año), aunque no será hasta 1983 cuando se identifique el virus que hoy conocemos como VIH. A partir de esa fecha se sumaría espectralmente un enemigo más a batir moral y políticamente en una cruzada sin precedentes, que se iniciaba en Estados Unidos, dirigida especialmente contra la población LGTB, aunque también afectará a usuarios de drogas intravenosas, personas presas, prostitutas, etc. Se iniciaba un nuevo mundo marcado por el inicio del neoliberalismo y la globalización y la pandemia del sida. En este escenario, dos figuras políticas, Margaret Thatcher en Reino Unido y Ronald Reagan en Estados Unidos, serán claves a la hora de imponer sus ideologías ultraconservadoras a escala planetaria y de producir la vida y la muerte con total impunidad y discrecionalidad. Frente a la inoperancia gubernamental y al despliegue tanatopolítico, la comunidad LGTBIQ+, especialmente afectada y unida en el grito ¡Nos están matando!, se organizará en frentes activistas como respuesta radical frente a la producción del estigma y muerte que se expande con la enfermedad. El arte y el diseño se convertirán en herramientas estratégicas en un momento de crisis y emergencia que renueva el arte y el activismo en un arte encarnado en la calle y en la acción de cuerpos enfermos: surge el artivismo.
Ved:
Galaxina, A. [Andrea]. (2022). Nadie miraba hacia aquí. Un ensayo sobre arte y VIH/sida. El primer grito.
Vila, F. [Fefa]. (6 de marzo de 2020). Tomar en serio a los muertos. La memoria afectiva o cómo seguir hablando del sida. Revista CTXT Contexto y Acción. https://ctxt.es/es/20200302/Culturas/31230/sida-VIH-arte-macba-%C3%89lisabeth-Lebovici-fefa-vila.htm
Campillo, R. [Robin]. (2017). 120 battements par minute. [Película] Les Films de Pierre. Tráiler disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=x_VVR23aH4o
La desestabilización queer del régimen heterosexual dominante no obedece a fines meramente cognoscitivos. Por el contrario, está guiada por un claro objetivo ético-político que le precede. Como veremos más adelante, será la práctica activista política la que establecerá su marco de posibilidades y su ulterior desarrollo. En última instancia, lo que se perseguirá es hacer posibles y vivibles, los cuerpos, las vidas marcadas por las «sexualidades periféricas»; es decir, las sexualidades (y sus cuerpos) que, al no ajustarse a los parámetros imperantes establecidos y ajustados en Occidente, se ven condenadas, ya no solo a un continuo rechazo social, al estigma o la discriminación, sino también a la posibilidad real, materializada no pocas veces, de desaparecer, de ser eliminadxs físicamente, de ser asesinadxs.
Por esta razón, y como argumentaremos, para comprender en su envergadura el cariz de la teoría queer, es preciso dar cuenta de su vinculación íntima con el movimiento político queer y con su activismo, que surge a mediados de los años 80, y en España a comienzos de los 90. Un activismo que implosionará en una renovada alianza militante y en acciones políticas que activan un nuevo lenguaje donde arte y vida confluirán en una emergencia de exigencia radical.