Descripción
El concepto de actor es muy flexible y adopta distintos matices en las diversas perspectivas o tradiciones teóricas dentro de las ciencias sociales. De manera general, se utiliza para designar a cualquier individuo, grupo, organización o institución que realiza una acción social. Cuando se utiliza para un actor compuesto por más de un individuo, se suele utilizar el término actor colectivo. En la mayoría de sus usos, existe una connotación de intención y también de algún grado de agencia en la realización de esa acción. A continuación, revisaremos dos de las teorías sociológicas donde más importancia tiene el concepto en cuestión.
La primera es la teoría dramatúrgica. Planteada por Erving Goffman en su libro de 1956 La presentación de la persona en la vida cotidiana, esta teoría concibe la interacción y la acción social como si se tratara de una obra de teatro. Parte de la idea de que cuando un individuo «se presenta ante otros, tendrá muchos motivos para tratar de controlar la impresión que ellos reciban de la situación» (Goffman, 2012, pág. 29). La teoría dramatúrgica es, según su propio autor, el estudio «de las técnicas comunes empleadas por las personas (actores) para sustentar dichas impresiones y de algunas contingencias comunes asociadas con el empleo de estas técnicas» (Goffman, 2012, pág. 29). Las interacciones entre actores, o entre actor y audiencia, pueden tomar dos formas: 1) encuentros, si la presencia física es directa, mutua y continua, o 2) actuaciones, si la actividad de un participante, en un momento y lugar dados, es una referencia que sirve para influir de algún modo en la audiencia, definida como toda persona o grupo a quien el actor presenta una definición concreta de la situación (Goffman, 2012, pág. 30).
En las actuaciones, el actor pide implícitamente a sus observadores que crean en la realidad que está presentando. No obstante, Goffman considera que el propio actor puede creer o no en su propia actuación. Si el individuo cree en su actuación es porque él cree que la impresión que está causando en su audiencia es la verdadera realidad de sí mismo. Por el contrario, un individuo que no cree en su presentación es consciente de que la imagen que presenta no se corresponde con su realidad y, por tanto, se considera que está engañando a la audiencia (Goffman, 2012, pág. 32). Toda actuación de los actores sociales se enmarca en el continuo que va entre estos dos extremos.
Para verlo en un ejemplo, podemos pensar en una pintora que realiza un cuadro. Según la teoría dramatúrgica, el actor sería la pintora, que con su acto intenta presentarse a sí misma de la mejor manera posible ante la audiencia de su acción, que en este caso podría estar compuesta por el conjunto de críticos de arte, por galeristas o por el público que va a ver la obra. Aunque la pintora conserve su capacidad de agencia, como su acción está motivada por la intención de presentarse a sí misma de la mejor manera posible, ha tenido que incorporar las expectativas de todos los tipos de audiencia de su obra, si lo que quiere es tener éxito. De lo contrario, su acción fracasará hasta el punto de que su audiencia puede dejar de reconocer su estatus de artista.
La segunda perspectiva es la denominada teoría del actor-red. Esta teoría concibe la sociedad como una red tejida por nodos, que serían actores, y las relaciones que se producen entre ellos, que se denominan traducciones. Sin entrar en todos los detalles y supuestos de la teoría, la red que metaforiza la sociedad se construye por las interacciones y relaciones de seres humanos y de objetos no humanos. A todos ellos se les denomina actores o, más concretamente, actantes (Pozas, 2015). La definición de actor, por tanto, cambia hasta tomar la siguiente forma:
Para la teoría del actor-red, el actor recibe su estatus de actor de dos formas: cuando un ser humano enuncia a sí mismo como responsable de una acción o cuando se le nombra. La importancia de la segunda forma de constituir al actor es que no se restringe a seres humanos, sino a cualquier tipo de actante a quien es atribuida la responsabilidad de la acción. Toda acción, como señalamos antes, es considerada por este enfoque como un conglomerado de agentes humanos y no humanos (Pozas, 2015, pág. 10).
Lo anterior quiere decir que, en la teoría del actor-red, actor es todo aquel elemento a quien se responsabiliza, en alguna medida, de la interacción social. En un ejemplo relacionado con el arte —pongamos, pintar un cuadro—, el actor de la acción sería el responsable principal de la misma. Y el responsable principal puede variar en función de quién juzgue o analice la creación del cuadro. Así, pues, se puede concebir al pintor como actor, pero también a la técnica que utiliza —por ejemplo, la acuarela—, si se considera que esta es más determinante o influye más en el resultado que el pintor. El actor podría incluso ser algo inmaterial, como la corriente artística a la que pertenece, pues ha sido esta la que ha proporcionado las principales convenciones y maneras de proceder, quizá influyendo en la selección de la persona que pinta, del medio de la obra u otro aspecto.
Bibliografía
Goffman, E. (2012). La presentación de la persona en la vida cotidiana. Buenos Aires: Amorrortu (1ª ed. 1956).
Pozas, M. Á. (2015). «En busca del actor en la teoría del actor-red». En: I Congreso Latinoamericano de Teoría Social (Instituto de Investigaciones Gino Germani. Facultad de Ciencias Sociales. Universidad de Buenos Aires) [en línea]. [Fecha de consulta: 21 de agosto de 2019].
<http://cdsa.aacademica.org/000-079/51.pdf>