Descripción
El concepto de ideología, de uso frecuente en los medios de comunicación, suele definirse como el sistema de ideas e imágenes mentales que dirigen la acción humana. Según Giner y sus colaboradores (2006), en la tradición de las ciencias sociales esta definición va acompañada de cuatro precisiones:
- Las ideas e imágenes mentales que conforman la ideología presentan distintos grados de racionalización. Esto es, dentro de la ideología de cada persona, algunas ideas serán fuertes y estarán muy reflexionadas, mientras que otras no están tan definidas o desarrolladas.
- Lo que distingue a la ideología de las creencias es que tienen un componente valorativo y político. Esto quiere decir que la ideología, cuando dirige la acción social del individuo, lo puede hacer de una manera normativa. La ideología tiene un componente de «deber ser».
- Las ideas que componen la ideología se diferencian de otras por su carácter universal, es decir, buscan ser aplicables en todo contexto, lugar y tiempo.
- La importancia de la ideología reside en que tiene una capacidad legitimadora de la acción social. En otras palabras, la ideología, en tanto que busca un deber ser universal, permite justificar y juzgar los actos del individuo de una manera muy amplia y efectiva.
En la tradición sociológica se pueden destacar tres autores o visiones clásicas que trabajan el concepto. El primero de ellos fue Karl Marx (1818-1883), que se refiere a la ideología como el conjunto de ideas que permiten ocultar la estructura material y, así, los verdaderos problemas del mundo. Fue Max Weber (1864-1920), algo después, quien criticó esta concepción y defendió la idea de que la ideología era un conjunto de valores, y sus correspondientes intereses materiales, que sirven para legitimar las acciones sociales. Por último, Karl Mannheim (1893-1947) señala que la ideología son el conjunto de ideas que, aunque dirigen la acción, la trascienden, en cuanto que la acción nunca va a ser capaz de responder coherentemente a los objetivos o metas de las ideas o valores a las que las personas se adhieren. Estos desarrollos teóricos fueron criticados por presentar reduccionismos acerca del concepto de ideología. Esta serie de críticas permitieron una reelaboración más general y completa, que sería similar a la presentada en los cuatro puntos al comienzo de esta ficha.
Por su parte, la hegemonía es un concepto cuya definición más aceptada es la elaborada por Antonio Gramsci (1891-1937). Mientras que en su uso común se utiliza para designar una posición de dominio en relación con cualquier cosa, para el autor italiano la hegemonía es la capacidad de crear un proceso de persuasión que conduzca a llegar a consensos entre actores para la consecución de un proyecto, ya sea social, cultural, político, artístico, etc. Para ello, en lugar de utilizar la violencia o la coerción, la construcción de hegemonía se basa en la aceptación de lo propuesto.
En relación con el mundo del arte, los conceptos de ideología y hegemonía se pueden utilizar refiriéndose a múltiples aspectos. La ideología puede referirse bien al conjunto de ideas del creador o creadora de la obra, algo que estaría muy relacionado con su intención por el ya mencionado componente normativo de la ideología, bien a la ideología de la propia obra, refiriéndonos entonces al conjunto de ideas normativas o valores que la obra transmite, de manera más o menos independiente a la intención de su creador. Según Janet Wolff (1993, pág. 49), en cuanto que el arte es un producto cultural e histórico, lleva la impronta de las ideas, valores y condiciones de existencia de los grupos sociales en los que se enmarcan los artistas y las artistas. La hegemonía en el arte tendría más que ver con patrones que se repiten por su aceptación entre la comunidad artística. A este respecto, hay que destacar las corrientes artísticas. Las corrientes artísticas serían ejemplos de regularidades técnicas, temáticas, intencionales o, incluso, ideológicas que se dan en las obras de arte. En este sentido, los artistas y las artistas que se incluyen en una corriente no están sujetos a coerción para adoptar las convenciones, sino que habrían sido seducidos en el proceso de construcción de hegemonía.
Bibliografía
Giner, S.; Lamo de Espinosa, E.; Torres, C. (2006). Entrada «Ideología». Diccionario de sociología (pág. 421). Madrid: Alianza editorial.
Giner, S.; Lamo de Espinosa, E.; Torres, C. (2006). Entrada «Hegemonía». Diccionario de sociología (págs. 397-398). Madrid: Alianza editorial.
Wolff, J. (1993). The Social Production of Art. Londres: The Macmillan Press.