1. El arte como servicio público y derecho social

1.4. Política cultural: programas para las artes visuales

1.4.3. Políticas educativas que atañen a las artes

Son muchas las políticas públicas que se ven concernidas por el desarrollo de las actividades culturales y, del mismo modo, son muchas las que de alguna manera intervienen en su regulación. Si la garantía para una buena protección del patrimonio parte de la base de su reconocimiento como valor social, y el fomento de las artes visuales es clave en la transformación cultural y por lo tanto social, las políticas culturales no pueden considerarse con independencia de las políticas educativas. El problema es que el arte es frecuentemente devaluado en el sistema educativo y olvidado por las políticas que rigen su funcionamiento.

Es difícil que las políticas culturales tengan un impacto social si la sociedad no es educada en el arte.

El último ejemplo se encuentra en el nuevo proyecto de ley educativa, LOMLOE –Ley Orgánica 3/2020, de 29 de diciembre, por la que se modifica la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación–, también conocida como Ley Celaá, que ha sido criticada por este preciso motivo.

La escasa presencia de la educación artística, estética, visual y audiovisual puso en marcha una campaña de recogida de firmas para defender la relevancia del arte en la educación y en el desarrollo social. Un colectivo formado por 160 docentes de 43 universidades españolas registra el 26 de febrero de 2020 un escrito en el Ministerio de Educación y Formación Profesional con la intención de conseguir una ley educativa plena, integral y responsable. El 30 de diciembre de 2020 se publica en el BOE la modificación a la LOE de 2006 –Ley Orgánica de Educación–, en la que se incluyen buena parte de las modificaciones que conceden al arte mayor protagonismo en la educación formal, pero sin llegar a recuperar toda la presencia que tenían las artes plásticas y visuales antes de la LOMCE –Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa–, también conocida como Ley Wert, de 2012-13.

La dificultad de la recepción del arte contemporáneo en España, además de por otros motivos como la banalización del arte actual por parte de los medios de comunicación, hunde sus raíces en la base educativa, que se agranda en la actualidad por la gradual desaparición de las humanidades en la enseñanza secundaria.