6.8. La parábola en el mundo culto
La parábola y las superficies parabólicas concentran todos los puntos de la curva y del plano en su foco. La parábola recibe, pero también emite: concentra lo que viene del infinito y manda al infinito lo que irradia su foco. Esta propiedad la explota la «selección cultural» en múltiples ámbitos.
Concentrar lo que viene del infinito
Concentrar sonido, luz y energía utilizando las propiedades físicas de la parábola. Las superficies parabólicas forman parte del paisaje de nuestras ciudades y han sido muy útiles en avances técnico-científicos como en los campos de la óptica y de la astronomía, con implicaciones inmensas en su desarrollo tecnológico.
Explotando la conexión de la forma con la función, se han generado todo tipo de inventos y artefactos o diseños interesantes. En la Primera Guerra Mundial, en ausencia de radares, se optó por las parabólicas para escuchar el aire en busca de bombarderos, anticipar la incertidumbre y así poder protegerse, esconderse o reaccionar con más tiempo. Las orejas de los animales son exactamente eso, un desarrollo evolutivo milenario con características específicas en cada especie.
Emitir hacia un hipotético infinito
Como hemos visto, la parábola recibe y emite. De la misma manera que se han inventado muchos artefactos y tecnología para explotar las propiedades de concentración de la parábola, se han explotado también sus propiedades como elemento emisor. La parábola forma parte de la historia de la tecnología, que ha investigado sus usos para emitir sonido, luz, calor y energía.