2.2. Programas generales de promoción y difusión
2.2.1. Introducción
Es necesario recordar que la situación de los y las artistas en España es de una fragilidad alarmante. Dentro del sistema del arte en este país, los profesionales que conforman la base de la pirámide, sobre la que se sostiene todo lo demás, son quienes se encuentran en una situación más inestable y en peores condiciones. De los últimos estudios al respecto, tal vez el más interesante sea La actividad económica de los/las artistas en España. Estudio y análisis, de Marta Pérez Ibáñez e Isidro López-Aparicio (2017). Los números registrados en este estudio, según el testimonio de más de mil cien artistas, certifican una precariedad muy elevada entre creadores, y hablamos de una época previa a la pandemia de la COVID-19 iniciada en marzo de 2020. Como conclusiones principales, los autores destacan tres:
- el artista mantiene con sus propios recursos el sistema del arte;
- la relación estable con el mercado sigue siendo un objetivo generalizado;
- la creación artística es una necesidad, aunque no sea rentable.
En este sentido, la Administración pública tiene diferentes planes de apoyo al sector de las artes visuales dirigidos a sus diferentes agentes, individuales o colectivos, según prioridades. El foco principal de atención suele ser el artista, seguido de otros profesionales (entre los que destacan claramente aquellas personas que trabajan en el mundo del comisariado, frente a otras especializaciones como la crítica de arte o la mediación), posteriormente estarían las entidades sin ánimo de lucro y, finalmente, aquellas entidades con ánimo de lucro que son consideradas prioritarias por realizar una importante labor social o de sustento del sistema, como son por ejemplo las galerías de arte.
Ahora bien, el apoyo que desde la Administración pública se puede aportar a los creadores y demás estratos cercanos a la producción del arte va por múltiples vías:
- Convocar ayudas directas mediante concurrencia pública.
- Proporcionar visibilidad y reconocimiento nacional (exposiciones, publicaciones, premios), además de visibilidad y movilidad en el exterior (eventos internacionales, residencias).
- Facilitar asesoramiento profesional.
- Incentivar una formación especializada para ampliar estudios (cursos y talleres especializados).
- Reducir gastos estables (como ayudas al alquiler de talleres, estudios u oficinas).
- Suministrar otros recursos no económicos.
- Favorecer líneas de crédito con condiciones favorables.
- Ayudar al comercio del arte.
- Favorecer el trabajo en red entre profesionales.
- Etc.
Aquí ya nos encontramos con otras dos evidencias, pero que no siempre son fáciles de ver: la continuidad de los programas de apoyo y el ámbito competencial. Sobre la primera, es necesario que el apoyo a los artistas no sea ni puntual ni aislado. Debe ser continuado en el tiempo, para que cale en el sistema, y debe tener diferentes estrategias que ayuden en conjunto.
En época de crisis los artistas necesitan de manera urgente ayudas directas, mediante compra de obra o mediante ayudas de producción. Estas ayudas directas no tendrían sentido si se convocaran un año y no se repitieran periódicamente en los siguientes, de ahí la necesidad de diseñar planes y políticas estratégicas a corto, medio y largo plazo. Hay que recordar que la crisis económica de 2008 no ocurrió solo ese año, sino que sus consecuencias en el sector de la cultura se notaron especialmente en los primeros años de la siguiente década. Estas ayudas de emergencia, que son cortoplacistas y tienen la función de inyectar algo de capital inmediato para contribuir a la supervivencia del sector artístico, deben ser acompañadas de otras ayudas directas o indirectas futuras, para no caer en saco roto.
Con respecto al ámbito competencial, que ya hemos adelantado anteriormente, hay que recordar la separación de competencias de las Administraciones públicas locales, autonómicas y nacionales, para entender los diferentes apoyos que pueden ofrecerse desde cada una de estas, así como desde las diversas instituciones dependientes de cada organismo.
La visibilidad de artistas españoles en el exterior recae principalmente en estructuras de ámbito nacional como Acción Cultural Española (AC/E), aunque desde Ayuntamientos o Autonomías/Diputaciones puedan existir líneas que complementen esta labor (como las ofrecidas por institutos culturales como el Ramon Llull en Catalunya, etc.); en este sentido, tampoco pueden recaer en ningún centro o museo estatal competencias propias del Ministerio de Cultura.
Por otra parte, también hay que tener en cuenta la complementariedad de los diferentes programas privados de promoción y difusión de las artes visuales actuales, que cubren ciertas necesidades difíciles de alcanzar desde lo público. Algunas de esas organizaciones privadas forman parte a su vez de las mesas sectoriales de arte contemporáneo que se crean como órganos consultivos en los tres estratos administrativos mencionados.
A continuación, se analizarán diferentes ejemplos de apoyo a la creación y promoción del arte contemporáneo desde instituciones públicas en el Estado español.