2. Análisis del tercer sector de las artes visuales en el Estado español

2.1. De qué hablamos cuando nos referimos a formas colectivas autogestionadas, independientes, cooperativas y comunitarias en las artes visuales en el Estado español

2.1.1. Introducción

En el catálogo de una exposición sobre la autogestión organizada en la Fundación Joan Miró, Antonio Ortega reflexionaba:

«Tengo muy buenos amigos que se ponen nerviosos cuando oyen la palabra autogestión, pues la confunden con autofinanciación y con precarización. Estarían en lo cierto si considerásemos la autogestión como un síntoma, eso es –otra vez–, como un signo sujeto a la interpretación […]. Porque la autogestión es una decisión política y no la representación de una decisión política. Porque es, al fin y al cabo, una forma de empoderamiento».

Ortega (2016)

Así pues, no obviaremos en este escrito que muchas de las iniciativas surgen con la necesidad de sumar esfuerzos ante la precariedad sistémica del mundo de las artes visuales, pero prestaremos especial atención a las que nacen por decisión política, que entienden la autogestión artística como sinónimo de autogobierno en su acepción más amplia, tanto material como simbólica, y que comparten el compromiso por el control de los procesos de producción y distribución de la práctica artística.

La duración en el tiempo de estas iniciativas varía en función de lo que se espera.

Su ciclo vital consta de una primera etapa de inicio de la propuesta que normalmente comporta una buena recepción del entorno más próximo. En estas primeras etapas se invisibiliza mucho trabajo, puesto que no queda claro qué retorno habrá, y después hay una cierta estabilización.

Muchas surgen como espacios de creación donde se unen artistas para trabajar y acaban cuando sus miembros dan por finalizada la colaboración. Algunas son iniciativas en las que lo importante es el espacio creado que, con el paso del tiempo, se va renovando con nuevos artistas. Otros proyectos mutan hacia nómadas cuando pierden el espacio por motivos de precariedad laboral y especulación inmobiliaria. Y otros son bancos de pruebas para crear otras iniciativas y repensar el rol de los artistas dentro de las comunidades con las que conviven y su entorno más próximo.