2.1. De qué hablamos cuando nos referimos a formas colectivas autogestionadas, independientes, cooperativas y comunitarias en las artes visuales en el Estado español
2.1.2. Red de espacios y proyectos autogestionados
No hay muchas redes de espacios y proyectos de artes visuales formalizadas en las que los miembros sean autogestionados. Una de las primeras, y todavía en activo, fue la Federación de Agentes Artísticos Independientes de Madrid (AIM), constituida en 2006, y que aglutina proyectos sin ánimo de lucro con fuerte vocación pública al margen de la cultura institucional o mercantilizada. Los espacios que la forman actualmente son: CRUCE (espacio libre de necesidades comerciales donde exponerse y exponer trabajos artísticos innovadores); Hablar en Arte (plataforma independiente que trabaja en proyectos de apoyo a la creación, difusión y promoción de la cultura contemporánea); La más bella (proyecto de reflexión, acción y experimentación en el mundo de la edición de arte contemporáneo), y Omnivoros (taller de producción artística de alto rendimiento. Espacio de trabajo cooperativo gestionado asociativamente).
En Cataluña, el mismo año 2006 se constituía Xarxaprod, la red de espacios de creación y producción de artes visuales de Cataluña, a la que en 2011 se incorporaron proyectos de artes escénicas, y pasó a llamarse Xarxa d’espais de producció i creació de Catalunya. Aquí no hablaremos de la red en su conjunto, puesto que los espacios miembros tienen varias formas de gobernanza (asociaciones culturales sin ánimo de lucro, fundaciones privadas e instituciones públicas). Esta diversidad se explica porque Xarxaprod nació como una herramienta para artistas con un carácter inclusivo que ha mantenido hasta la actualidad. La unión a Xarxaprod se basa en lo que se hace, y al AIM en el cómo y desde dónde se hace.
Seguidamente, mencionaremos espacios y proyectos de Xarxaprod gestionados e ideados por artistas o colectivos de artistas:
- CACiS – El forn de la Calç, dedicado a la experimentación e investigación de las prácticas artísticas.
- Experimentem amb l’Art, entidad educativa que trabaja a partir del arte contemporáneo y los procesos creativos.
- Hangar, centro abierto para la investigación y la producción artística que apoya a creadores y artistas.
- Homesession, que fomenta la creación en el campo de las artes visuales.
- Idensitat, proyecto de arte que experimenta, mediante procesos creativos, formas de incidir en el territorio en sus dimensiones espacial, temporal y social.
- La Escocesa, centro de producción artística multidisciplinario enfocado a las artes visuales autogestionado con vocación pública.
- siNesteSia galería-taller que hace exposiciones de artistas emergentes y crea sus propios proyectos artísticos.
- TPK, asociación de artistas que hace trabajo dentro de los ámbitos de la formación, la creación, la producción y la difusión.
- tallerBDN, entidad dedicada a la creación, producción y difusión de la escultura.
- Associació cultural malpaís, centro de producción artística.
Algunas de las entidades integrantes de la Xarxa Artibarri, iniciada el 2003 en Cataluña, también son autogestionadas por equipos interdisciplinarios en los que se incluyen artistas, y apuestan por el desarrollo de proyectos artísticos de acción comunitaria. Entre otros, encontramos:
- La Fundició, cooperativa que impulsa procesos colectivos de construcción de conocimiento, prácticas culturales y formas de relación, entendidos como recursos de uso común.
- Transductores, plataforma interdisciplinaria que realiza proyectos de investigación y mediación con tres ejes principales de interés: las pedagogías colectivas, las prácticas artísticas colaborativas y las maneras de intervención en la esfera pública.
También hay iniciativas que tienen el origen en el ámbito académico, como es el caso de la iniciativa el Cubo verde, una red informal que aglutina iniciativas de arte vinculadas a entornos rurales. Surge de los estudiantes de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), que organizan un primer encuentro de espacios de arte en el campo. En la actualidad han mapeado 130 proyectos y han celebrado ocho encuentros en diferentes espacios.
Espacios alternativos o independientes
Hay muchos espacios que se generan a raíz de la proyección del trabajo de los artistas y que se acaban convirtiendo en espacios para compartir y desarrollar otros proyectos. Es el caso de Nyamnyam, en el pueblo de Mieres, creada por los artistas Iñaki Álvarez i Ariadna Rodríguez. Su trabajo tiene como objetivo promover la creación, la difracción y el intercambio de conocimiento por medio de estrategias de intercambio en cada contexto (g)local en el que trabajan. O La Infinita, iniciativa del artista Jordi Colomer y la productora Carolina Olivares en l’Hospitalet, que quiere servir de aglutinador y proporcionar un espacio para los artistas que no pueden costearse un estudio personal o que, aunque pudieran, prefieren actuar en dinámicas colectivas y colaborativas.
Hay otros proyectos/espacios que nacen de la mixtura de disciplinas y que rompen las barreras entre las prácticas artísticas, el diseño y la artesanía desde una vertiente colectiva. Es ejemplo The Foundry, ubicado en Ferreira, Lugo, un proyecto colectivo y autogestionado en el que todos los miembros cuidan el espacio compartido de manera no jerárquica y producen al margen de las reglas institucionales del mercado y de la academia. Por su parte, La Volta en el barrio de Sant Narcís, de Girona, es un proyecto cultural de proximidad en clave de creación contemporánea que, además de romper las barreras entre disciplinas, genera equipos multidisciplinarios de trabajo remunerado con sus residentes y fomenta el autoempleo. El Proyecto Jazar, en Iruña, Pamplona, combina residentes con proyectos autónomos y se crean laboratorios de trabajo. Otros proyectos hacen del trabajo voluntario su esencia y apuestan por estar al margen de los requisitos que piden las administraciones públicas para optar a ayudas, como es el caso del Konvent en Berga, que se ha convertido en un espacio de referencia en este sentido.
Espacios de cotrabajo con intereses compartidos
No es ninguna novedad que los artistas compartan espacios de taller, siempre ha sido una práctica recurrente para abaratar costes y compartir experiencias y prácticas artísticas. Este hábito continúa existiendo, pero ha habido un cambio de nomenclatura y actualmente hablamos de cotrabajo en lugar de espacio o taller compartido. No todos los espacios de cotrabajo están pensados para generar comunidad ni son autogestionados. En este apartado citaremos ejemplos de espacios de cotrabajo iniciados por colectivos de artistas con intereses compartidos y cuya acción política va más allá de compartir espacio. Este es el caso de L’Automàtica, creado por un colectivo de diseñadores gráficos, poetas, artistas e ilustradores que recuperaron una imprenta de Letterpress en Barcelona para organizar una asociación cultural autogestionada. Con el impresor y el maquinista como mentores, convirtieron un negocio tradicional en un espacio para dialogar, hacer talleres, imprimir trabajos, experimentar y aprender el oficio.
En Madrid, un equipo multidisciplinario gestiona el espacio Quinta del Sordo que, además de ofrecer espacios de cotrabajo, tiene un programa de formación con proyectos como Tandem, un curso en línea de autogestión para artistas y gestores culturales. También son promotores de Mapea Cultura, un mapeo digital de los diferentes espacios de creación colectivos que hay en la ciudad. Y han constituido una red de servicios culturales llamada El Punto C, en que ofrecen asesoramiento para artistas y proyectos culturales.
ZAWP, en Bilbao, inició la asociación cultural Haceria Arteak para afrontar el largo periodo de remodelación de los barrios de Ribera de Deusto y Zorrotzaurre. Aportaba una mirada artística, innovadora y creativa de este proceso de transformación urbana. Es un ejercicio de reflexión e interpretación que, a su vez, trabaja en la regeneración económica y social de una zona industrial degradada a partir de la generación de oportunidades basadas en la cultura, el arte, la tecnología y la innovación.
Centros sociales en régimen de ocupación o cesión
En el año 2015 en España había 413 espacios autogestionados, de los cuales 310 estaban en activo; 10, en proceso de desalojo y 98 habían sido desalojados. En su mayoría son espacios liberados por la ciudadanía donde se experimentan diferentes tipologías de gestión comunitaria, y donde el sistema horizontal asambleario, la resistencia, la sociabilidad, la cultura del procomún, la libre circulación, y la asistencia vecinal que aparecen son señas de identidad. En la mayor parte de estos centros sociales, el uso del espacio era en régimen de ocupación; en algunos, en régimen de cesión y, en muy pocos casos, en régimen de alquiler.
Estos centros y espacios a veces se convierten en un punto de encuentro importante para los colectivos artísticos, como en el caso de La Casa Invisible Centro Social y Cultural de Gestión Ciudadana, en Málaga. Iniciado por ciudadanos, vecinos y creadores en un edificio de propiedad municipal que estaba abandonado, acoge varios colectivos como, por ejemplo, Creador*s Invisibles. En estos proyectos, hay una presión política constante que amenaza con el cierre y el desalojo, aun así, la comunidad generada a su alrededor tiene un peso tan grande que no desaparece independientemente de si pueden operar en el espacio que liberaron. Así ha sido con Tabacalera Centro social autogestionado, en Madrid, que se organiza como la Casa Invisible, por medio de formas asamblearias periódicas y abiertas, tanto en su espacio general como en los espacios, proyectos y áreas específicas de actividad o gestión. O La Ingobernable, también en Madrid, heredera de la lucha del Patio Maravillas, que fue ocupado el 2007 y desalojado después de varios intentos el 2015.
En Zaragoza, el proyecto de La Harinera ZGZ se define como un espacio de cultura comunitaria donde convergen la creación, la colaboración, la participación activa, el empoderamiento y la transformación del espacio urbano. En este espacio, las decisiones se toman también en asamblea, en la que están representados técnicos municipales, miembros de la asociación de vecinos de San José y el colectivo Llámalo H, formado por agentes culturales.
Como ejemplos de ocupación de espacios públicos, en Barcelona encontramos El Solar de la Puri, iniciado por el proyecto Centro de Cultivos Contemporáneos del Barrio (CCCB). Más que un centro autogestionado se podría considerar un espacio comunitario donde se sumaron diferentes colectivos, como el CCCB ya mencionado, el Laboratorio reversible y el Huerto de la Puri. En Madrid Esto es una Plaza nace a raíz del taller Intervenciones en espacios vacíos de la ciudad, organizado por el colectivo Urbanación en colaboración con La Casa Encendida.
Finalmente, Can Batlló es un espacio comunitario y vecinal autogestionado, ubicado en diferentes naves cedidas por el Ayuntamiento de Barcelona que ocupan un total de 13.000 m2, en la antigua fábrica textil de Can Batlló, en el barrio de la Bordeta. Entre los diferentes proyectos que acoge, hay la Comissió d’Arts, formada por personas interesadas en promover actividades artísticas dentro y fuera del recinto de Can Batlló. Dispone de una imprenta, una editorial y un taller de carpintería. También es el espacio de la cooperativa Coopolis, que apoya a colectivos en proceso de constitución de cooperativas.
Proyectos nómadas y virtuales sin espacio físico
En este apartado hacemos referencia a proyectos que se desarrollan en red y que no tienen un espacio físico, por eso se convierten en formas nómadas, o virtuales, como por ejemplo Archivos del Común, proyecto-proceso-red, en el que participan diferentes personas vinculadas a centros sociales o espacios de gestión ciudadana que pretenden recoger la diversidad de experiencias de este tipo que ha habido las últimas décadas en Madrid. O Idensitat, ya citado en este texto como proyecto integrante de Xarxaprod.
En Granada, TRN laboratorio artístico transfronterizo ofrece un lugar híbrido en red para la experimentación, difusión y debate de las prácticas artísticas contemporáneas. En los inicios disponía de un espacio físico para presentar sus propuestas, pero actualmente se ha reconvertido en un espacio flexible y nómada, y la mutabilidad es su signo distintivo. Finalmente, el proyecto El campo unificado, en Cádiz, es un colectivo de artistas autogestionado y espacio artístico nómada independiente centrado en los aspectos experimentales del sonido, el vídeo y el arte de la performance. Como la iniciativa de TRN, nacieron con espacio físico, pero después ha desarrollado sus actividades y programas de residencias en diferentes lugares de Asia y Europa.