4. A manera de conclusión

4.2. Las artes en el marco de la comunidad y el bien común

Si consideramos que el artista forma parte de una comunidad donde hay que redistribuir lo común, entran en juego debates como la renta básica universal como parte esencial de las políticas culturales. Según la Red Renta Básica, la renta básica universal (RBU) es un ingreso pagado por el Estado como derecho de ciudadanía a cada miembro de pleno derecho o residente de la sociedad, incluso si no quiere trabajar de manera remunerada, sin tomar en consideración si es rico o pobre o, dicho de otro modo, independientemente de lo que puedan ser las otras posibles fuentes de renta, y sin importar con quién conviva. La diferencia con otras prestaciones monetarias públicas es que su aplicación no está sujeta a la condicionalidad de una situación de pobreza, discapacidad o desocupación. «Dinero regalado», como dice Rutger Bregman (2017).

La renta básica es una idea que ya habían propuesto algunos pensadores a lo largo de la historia. Era un sueño de Tomás Moro en su libro Utopía de 1516, que siguieron numerosos economistas y filósofos como Thomas Paine, John Stuart Mill, H. G. Wells, George Bernard Shaw, John Kenneth Galbraith, Jan Tinbergen, Martin Luther King, Bertrand Russell, Friedrich Hayek y Milton Friedman. Incluso está recogido en el artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, según el cual:

«Toda persona tiene derecho a un nivel de vida que asegure, para ella y su familia, la salud y el bienestar, especialmente en cuanto a alimentación, vestido, vivienda, asistencia médica y a los servicios sociales necesarios; también tiene derecho a la seguridad en caso de paro, dolencia, incapacidad, viudedad, vejez u otra carencia de medios de subsistencia independiente de su voluntad».

La aplicación de la RBU supondría un cambio en las condiciones de vida del conjunto de la ciudadanía, pero si nos centramos en el sector cultural, transformaría radicalmente las oportunidades de profesionalización, puesto que situaría a los artistas en un punto de equidad que les permitiría negociar sus condiciones de trabajo. Muchas de las personas que se dedican al mundo del arte no acostumbran a hablar de sus fuentes de ingresos, hay un misterio generalizado alrededor de esta cuestión. Hay quien siempre tiene disponibilidad para ir a trabajar al estudio, mientras que la mayoría tienen que complementar sus ingresos con otros trabajos, relacionados con la cultura o no.

La RBU igualaría las condiciones de salida y, sobre todo, de permanencia en la práctica artística. Sería también una alternativa al circuito a veces perverso de las subvenciones, así como a las condiciones de los trabajadores autónomos, y facilitaría poder producir de manera sostenible. En definitiva, la aplicación de la RBU, significaría una salida digna para el capitalismo neoliberal que actualmente dicta las normas de convivencia y de subsistencia.

Si queréis conocer con más detalle los cambios que supondría la aplicación de la RBU, os recomendamos la consulta de una web y dos manifiestos:

  • Red Renta Básica. Es la sección en el Estado español de la organización internacional Basic Income Earth Network.
  • Manifiesto «Gente que trabaja en cultura, por una renta básica universal e incondicional» (DDAA, 2020).
  • «Arte for UBI Manifiesto» (Institute of Radical Imagination, 2021).