4. Difusión, performatividad y publicación expandida

4.2. Publicar, una declaración de intenciones

4.2.3. Impresión y prácticas disidentes y pedagógicas

Cuando hablamos de formato expandido, hablamos de despliegues de posibilidad. A través de la publicación como medio, se pueden dar una serie de acciones, interacciones y aprendizajes que van más allá del propio objeto publicado. Una autopublicación puede ser la excusa perfecta para comenzar procesos de trabajo colectivo que generen contenidos e ideas distintos a los que generalmente nos vienen impuestos desde lógica capitalista del beneficio económico. Puede ser el contexto ideal para comenzar procesos de aprendizaje, procesos pedagógicos en el sentido más amplio de la palabra, que buscan abrir caminos para fomentar el pensamiento crítico, la creación, la activación política, etc.

En el primer apartado de nuestro texto mencionábamos la existencia, a partir de 1940, de la Escuela Freinet, donde fueron frecuentemente utilizados los procesos de impresión y autoedición para dotar de autonomía de pensamiento y aprendizaje a los niños. Cuando pensamos en la herencia simbólica actual de este tipo de prácticas pedagógicas experimentales, resulta relevante mencionar el trabajo de Lluc Mayol. Mayol, que en uno de sus últimos statements se autodefinía como «investigarteducaeditactivista o algo parecido», es un agente cultural que cuenta con una larga trayectoria en los ámbitos de la investigación y de la pedagogía, que incide en la importancia de los procesos colectivos y comunitarios para la transformación social. Su vínculo con las autopublicaciones es prolongado en el tiempo, desde la fundación de la ya mencionada Fanzinoteca ([an]archivo de publicaciones auto-editadas) hasta las numerosas propuestas de elaboración de publicaciones en proyectos pedagógicos transversales (L’Automàtica, Escuela Meme, Catxirulo Lab). Uno de sus proyectos es La Prensa Menuda, un laboratorio de impresión familiar transgeneracional en el que se invita a experimentar con técnicas como la prensa de gelatina y con impresión tipográfica de tipos móviles, ambas técnicas vinculadas a las prácticas Freinet. La Prensa Menuda, en tanto que taller-laboratorio, fue llevada a cabo, entre otros lugares, dentro del programa Allez! Prácticas ambulantes y museos dispersos que tuvo lugar en 2019 en el MACBA de Barcelona. Lo que resulta interesante de este proyecto, y de otros proyectos coordinados por Mayol, es la apuesta por el aprendizaje desde el deseo y no desde la imposición, y cómo este posibilita la creación de nuevos contenidos.

Figura 21. La prensa menuda en 2017
Fuente: <http://www.catxirulolab.org/wp-content/uploads/2017/04/DSC00593-copia.jpg>.

En una línea de trabajo similar, actualmente hay colectivos que utilizan los procesos de publicación para activar dispositivos de aprendizaje y generar una cierta sedimentación de conocimientos. Este es el caso de Pedagogías Invisibles, proyecto cofundado por la profesora e investigadora Maria Acaso, que basa sus modos de hacer en una metodología propia, acuñada como Art Thinking. Desde Pedagogías Invisibles se han llevado a cabo talleres en colaboración con colectivos de autoedición, utilizando el fanzine como herramienta pedagógica, como fue el caso de Cómo crear con tus alumnos un fanzine colaborativo y organizar un festival en tu centro (Madrid, 2017). También existen otras iniciativas de tipo local que están igualmente vinculadas a las autopublicaciones, como es el caso de la cooperativa de diseñadoras, lingüistas, periodistas, programadoras y docentes L’Apòstrof, quienes, dentro de la realización anual de sus Jornadas CruCruCru, han explorado en profundidad el formato publicación, y han llegado por ejemplo a organizar un debate colectivo por medio de la impresión en papel continuo de fax de las preguntas y respuestas. La publicación resultante es una suerte de exposición no conclusiva de las temáticas tratadas. Las iniciativas locales son numerosas, y sería extenso hacer una cartografía de todas ellas. No obstante, no queríamos terminar este punto sin mencionar el programa Analfabeto que en 2015 propuso la artista Larraitz Torres en el contexto de Tabakalera (Donostia). Este programa partía de una idea de publicación como dispositivo para hacer las cosas públicas, para dar espacio y voz a quienes quisieran hablar, y se desplegaba en distintos dispositivos, como conferencias, talleres, sesiones musicales (Analphabet Orchestra) y, cómo no, una publicación.