3.4. Espirales y hélices en el mundo culto
La espiral es un símbolo complejo en la realidad culta, el cual forma parte de muchas culturas desde la prehistoria. Desde la danza a los movimientos cósmicos, «la espiral evoca la evolución de una fuerza, de un estado».
Su movimiento, de expansión o de concentración en función de su giro, carga la espiral de significaciones simbólicas. En su movimiento expansivo manifiesta un desarrollo cíclico pero en movimiento, una rotación en progreso, una continuidad (de lo existente, de lo deseado…), una repetición de los ritmos de la vida. Por eso es también un símbolo de fecundidad, un centro en expansión que representa abstractamente la continuidad.
En su movimiento concéntrico se asocia con el laberinto, y suele simbolizar una renovación, el viaje al centro, una búsqueda. Pero también se asocia a las fuerzas destructoras del torbellino y del huracán. Se convierte así en una síntesis de destrucción y renovación.
Las cualidades de la espiral se aplican arquitectónicamente a la escalera de caracol. La espiral ahorra espacio, empaqueta, permitiendo salvar grandes desniveles en muy poco espacio. Como hemos visto al principio, las características físicas de la espiral se han utilizado como transmisoras de fuerzas, sea para sostener pesos, trasladar agua, enroscar, etc. Hemos visto cómo el reino vegetal utiliza la hélice para sostenerse, pero nuestro mundo industrial y tecnológico ¡también está absolutamente sustentado por hélices! Puentes, edificios, muebles, electrodomésticos, electrónica, motores… ¡La asociación de industria y tecnología sería impensable sin la fuerza de agarre de la hélice!