3. Cómo elaborar una publicación

3.1. Conceptualizar una publicación. Relación forma-contenido

Como hemos visto en el apartado 1.3, una publicación se expresa en el espacio acotado por su formato. También hemos mencionado la influencia de las características visuales y táctiles en la transmisión de la idea. Ahora que ya tenemos una idea más clara de cómo son las publicaciones editoriales, vamos a ver cómo podemos hacerlas nosotras mismas. En este apartado nos centraremos en aspectos prácticos que nos guiarán en la realización de nuestro proyecto.

Para comenzar a pensar en nuestra publicación, no es necesario que la idea principal sea excesivamente compleja. Frecuentemente es más efectivo partir de una voluntad expresiva, una inquietud, una experiencia, un tema, un interés o una pregunta que nos sea próxima y abarcable, para poder desarrollarla con detalle. Se trata en definitiva de materializar esta idea para que las personas que vean nuestra publicación la entiendan tal y como la queremos comunicar. También cabe la posibilidad de realizar una operación inversa, en la que comenzamos jugando con materiales que nos interesen (imágenes, textos, soportes, color…) y, a través de esta experimentación, encontremos un concepto que la dote de sentido. En ambos casos tendremos presente que forma y contenido acabarán participando de una relación recíproca, en absoluta sintonía.

Brainstorming

Un buen punto de partida, tanto a la hora de planificar una publicación como cualquier otro proyecto, es hacer una lluvia de ideas o brainstorming. Para ayudar en el proceso, podemos también recopilar referencias de otras publicaciones u obras que nos hayan interesado. Estas referencias pueden ser tanto conceptuales (las ideas y cómo se han abordado) como materiales (tipos de papel, uso del color y la imagen, formatos, tipos de plegados y encuadernados, etc.).

Por qué y para qué

Parecen preguntas sencillas, pero no lo son. Si hacemos el ejercicio de contestárnoslas, conoceremos de entrada cuáles son nuestras motivaciones reales al respecto de publicar. Saber por qué creemos más adecuado el formato publicación y no otro, como una escultura o un vídeo para contar nuestra idea, contribuirá a desarrollarla mejor. Con el para qué sucede lo mismo, pensar en ello nos dará una dirección más clara de lo que queremos. Si la publicación que vamos a hacer es la parte complementaria de un proyecto artístico ya en marcha, es decir, si funciona como documentación de un proceso de creación, tendremos el punto inicial bastante avanzado. Si, por el contrario, se trata de una publicación que está concebida como proyecto artístico u obra en sí misma, comenzaremos a conceptualizar desde la base.

¿Podemos llevarla a la práctica?

A menudo se nos ocurren ideas fantásticas que, por distintos motivos, no son del todo factibles. Es muy recomendable tenerlas en cuenta para un futuro, pero, cuando sabemos que hemos de comenzar y terminar un proyecto en un plazo previamente fijado, nos será de ayuda tener en cuenta cuál es nuestra capacidad real de llevarlo a cabo. En este sentido, podemos pensar en qué recursos materiales, económicos y humanos necesitamos para llegar a tiempo. Sin forzarnos a disponer de un presupuesto cerrado de entrada –pues nos encontramos en una fase previa del proyecto, y este aún atravesará distintos cambios y adaptaciones–, es aconsejable tener una idea aproximada de cuánto nos puede costar la producción, de dónde nos gustaría hacerla, qué técnica de impresión o plataforma digital nos parece más adecuada, y de si tenemos la intención de colaborar con más personas en el proceso y su disponibilidad. Para despejar dudas en esta fase del proceso, recomendamos la consulta de Autopublicando juntas, de Syafiatudina y Cráter invertido (2017), un material práctico que se centra sobre todo en la publicación con riso, pero que también es muy completo y aporta una visión panorámica sobre cómo autopublicar y por qué.

Esbozos y maquetas

Confeccionar maquetas en las primeras fases del proceso es una buena técnica para comenzar a visualizar de manera más clara cómo queremos que sea nuestra publicación. En el caso de publicaciones digitales, este proceso pasará por el trabajo en pantalla, pero en el caso de las publicaciones impresas, podemos jugar a montar distintos formatos de papel, gramajes, volumen de páginas, ideas de encuadernados o plegados, etc. Con estas maquetas podemos ir a la imprenta y consultar su viabilidad.