4. Arte computacional e interactivo

4.1. Siglo XX: bases del arte computacional

4.1.2. Conformación y pioneros

Tal como apunta Lev Manovich tanto los aparatos mediáticos como los informáticos eran necesarios para el funcionamiento de las sociedades de masas de los siglos XIX y XX:

La capacidad de difundir los mismos textos, imágenes y sonidos a millones de ciudadanos –para garantizar así unas mismas creencias ideológicas– resultaba tan esencial como la capacidad de mantener un registro de los nacimientos, los datos de empleo y los historiales médicos y policiales.

L. Manovich (2005). El lenguaje de los nuevos medios de comunicación: La imagen en la era digital (págs. 3-7). Barcelona: Planeta.

El avance de los medios modernos (fotografía, cine, imprensión offset, radio y televisión) y los informáticos, sin embargo, no se entrelazaron hasta que el ingeniero alemán Konrad Zuse construyó uno en el salón de la casa de sus padres en Berlín entre 1936 y 1938 (figura 1). Fue el primer ordenador que funcionó. Utilizaba lenguaje binario en sus programas, agujereando descartes de película de 35 mm a modo de cinta perforada. Sus aportaciones, junto a las de Babbage, Jacqard, Hollerith o Turing, evolucionarán hasta conformar los primeros ordenadores electrónicos, en la década de los años cuarenta, debido a la necesidad de perfeccionar los sistemas de defensa militar durante la Segunda Guerra Mundial. Las tensiones entre los bloques capitalista y comunista, enfrentados durante la Guerra Fría, acrecentaron la necesidad de explorar e innovar sobre sus utilidades durante las décadas de los años cincuenta y sesenta.

Figura 1. Cronología de la historia del ordenador.

A mediados de la década de los años sesenta, los grandes ordenadores se encontraban en centros de investigación relacionados con tecnología informática, en los que se tenían en cuenta expresiones creativas por diversos motivos:

  • La elevada financiación de los primeros ordenadores estaba destinada en exclusiva a buscar soluciones para el cálculo y la experimentación científica.
  • El lenguaje de acceso a cada ordenador era inaccesible.
  • Eran muy pocos los investigadores familiarizados con expresiones creativas.
  • Los artistas se vieron amenazados por las computadoras, de manera similar a como había pasado con los pintores ante la irrupción de la fotografía.
  • Las máquinas eran asociadas al capitalismo: muchos creadores centraron su obra en criticarlas, pues las asociaban al control ejercido por el poder.

Llama la atención que en esos años algunos científicos comenzaran a crear los primeros gráficos por ordenador. La curiosidad y, a veces, la casualidad llevaron a algunos a investigar sobre qué podían llegar a hacer las máquinas, y algunos lo hicieron bajo la influencia del marco teórico establecido por el profesor de filosofía y teoría científica Max Bense, profesor del Instituto de Tecnología de la Universidad de Stuttgart. Junto al sociólogo Abraham A. Moles, docente de la Escuela de Ulm, desarrolló la Estética de la información (Information Aesthetics), obra muy influenciada por la Cibernética de Wiener, que incitó a Bense a elevar el arte computacional a una nueva experiencia estética de hondo calado, con implicaciones en otros ámbitos. Sus textos fueron publicados tanto en Alemania como en Francia, donde tuvieron una gran repercusión.

Figura 5. Portada de la primera publicación de Bit international 1. The theory of informations and the new aesthetics (1968).
Fuente: https://monoskop.org/images/b/b3/Bit_International_1_The_Theory_of_Informations_and_the_New_Aesthetics_1968.jpg