3. Metodología

3.7. Encuestas

La encuesta es la recogida sistemática de información mediante preguntas iguales, con opciones de respuesta previamente cerradas y planteadas siempre en el mismo orden a una muestra representativa de la población que se quiere investigar. Realizar una encuesta requiere de muchos recursos, debido a que la muestra debe ser grande para poder considerarse representativa y conseguir resultados significativos estadísticamente, que suelen requerir más de 600 casos. No obstante, siempre existe la posibilidad de conseguir una pequeña muestra que sirva para triangular, complementar o reforzar el análisis cualitativo o, incluso, reutilizar bases de datos ya disponibles sobre algunas cuestiones.

Si se opta por no reutilizar una base de datos, sino hacer una encuesta propia, la selección de la muestra conviene que sea lo más aleatoria posible, es decir, que esté seleccionada totalmente al azar. Para ello, es necesario disponer de un listado completo de los actores que cumplen con los requisitos que interesan y, a partir de ese listado, celebrar una especie de sorteo en el que se seleccionen un número concreto de ellos. En caso de que no se pueda aleatorizar la selección, por no disponer de un buen listado o no poder garantizar que los casos se seleccionan por azar, se pueden construir cuotas, normalmente por sexo o edad, que sigan la misma distribución que la población total que se estudia, en caso de disponer de datos estadísticos sobre esta. Por ejemplo, si se sabe que el total de artistas visuales se reparte al 50 % según el sexo, el 40 % tiene menos de 35 años, el 30 % tiene entre 36 y 55 años y otro 30 % tiene más de 56 años, se podría intentar conseguir una muestra que siguiera esa misma distribución. El tamaño de la muestra en investigaciones profesionales, como se decía, suele ser de más de 600 casos. Para investigaciones con fines formativos o iniciales, una recomendación es que al menos se tengan 10 casos por cada pregunta que incluya el cuestionario.

El cuestionario propio se puede administrar online, contactando vía correo electrónico, por teléfono o en persona. Conviene no mezclar estas maneras, ya que cada una tiene sus propios sesgos, aunque la combinación es posible si se justifica adecuadamente. Para su confección básica hay que tener en cuenta que la mayoría de las preguntas deben contar con respuestas cerradas y prefijadas, puesto que si se plantean abiertas se estaría hablando de un guion de entrevista estructurado. Es recomendable seguir las siguientes recomendaciones para elaborar una buena encuesta:

  1. Pensar en las variables de interés para responder los objetivos/preguntas de la investigación. En el ejemplo de la investigación sobre visitantes de un museo, interesaba medir las emociones experimentadas durante la visita, el conocimiento previo, la edad de la persona encuestada, su sexo y su nivel de estudios, puesto que se consideraba que estas variables podían estar relacionadas con su comportamiento durante la visita.
  2. Operacionalizar esas variables. Una vez identificadas las variables es necesario identificar sus dimensiones (aquellas esferas donde se puede dar la variable) e indicadores (las formas en las que se detectará y medirá la variable). En el caso de la variable «emociones experimentadas durante la visita», esta se puso en relación con dos dimensiones: las emociones generadas por una pintura y las generadas por la visita en su totalidad. A su vez, la primera dimensión se subdividió por pinturas, en varios indicadores, según algunas emociones concretas y su valoración del 0 al 5, tal y como se puede ver en el ejemplo del cuestionario más adelante.
  3. Encontrar una redacción adecuada. Una vez que se tienen las variables divididas en dimensiones e indicadores básicos, hay que pensar en la manera de preguntar por cada uno de los indicadores. La pregunta siempre debe tener un lenguaje claro y conciso, y debe referirse solamente a una cosa. También tiene que ser lo más neutra posible, es decir, construida de tal forma que no se favorezca o se perjudique la selección de una respuesta por encima de otra. Se pueden utilizar introducciones y aclaraciones. Siguiendo con el ejemplo anterior, se optó por la siguiente fórmula: «valore del 0 al 5 las siguientes emociones que ha podido experimentar al ver –nombre de la obra–, siendo 0 nada y 5 mucho», que era seguida de la enunciación de las emociones concretas seleccionadas, de manera intercalada con las respuestas.
  4. Elaborar un listado exhaustivo de posibles respuestas, es decir, que las respuestas cerradas deben cubrir el mayor número de opciones posibles, y exclusivas, es decir, que tienen que ser incompatibles entre sí. El ejemplo en este caso sería la pregunta 7 que se muestra en el fragmento del cuestionario. En el caso en el que las respuestas no sean incompatibles entre sí, se debe señalar en la redacción de la pregunta que se admite una respuesta múltiple. Este es el caso de la pregunta 8 en el ejemplo.
  5. Ordenar las preguntas, con sus respuestas prefijadas, según una secuencia lógica y de manera que la extensión total del cuestionario no resulte en un cansancio de la persona que responde.
Figura 2. Fragmento de un cuestionario
Fuente: investigación del propio autor.

Una vez elaborado el cuestionario se puede probar con amistades o personas cercanas para ver si se entienden las preguntas y las respuestas, o si conviene hacer algún cambio para que sea más comprensible y efectivo. Una vez obtenidas las respuestas necesarias, lo más común es registrarlas en una hoja de cálculo donde cada columna es una pregunta y cada fila es un caso. En ella, por ética de la investigación y respeto a la legislación, no se puede asociar la respuesta a ningún dato que permita a una tercera persona identificar al respondiente, es decir, no se pueden añadir nombres propios, cargos profesionales, correos electrónicos, números de teléfono, etc. La hoja de cálculo es una plataforma adecuada para desarrollar los análisis básicos que luego se proponen.