3. La profesionalización en el sector privado español

3.2. La profesionalización del sector artístico

3.2.1. Introducción

Las profesiones evolucionan y se modifican según los cambios del sistema en el que se inscriben. Adaptarse y mantenerse al día parece ser un requisito fundamental dentro de la dinámica de cambios rápidos e incesantes impuesta por un mundo acelerado y globalizado. Estar al día es importante, pero los cambios no surgen de repente, sino que se pueden adivinar, prever e incluso adelantar, siempre y cuando se tenga un conocimiento profundo y una frecuentación asidua del sector. Esto se alcanza no solo a través de los medios de información sino sobre todo in situ, mediante el contacto directo con las personas que desarrollan su actividad en este ámbito. El sistema del arte es el sistema de relaciones que lo sustentan, que lo alimentan y, en definitiva, determinan su forma y contenido. Sin embargo, no hay un solo sistema, ni un solo sector monolítico y cerrado. Hay muchos ecosistemas pequeños o medianos, más o menos permeables, exitosos o perecederos. Para entender su funcionamiento hay que conocerlos y, sobre todo, poseer el lenguaje adecuado para entrar en diálogo con sus agentes.

Pasados los años de euforia en el sector de las artes visuales en España de principios del siglo XXI, se hizo evidente la necesidad de una reflexión profunda que hiciera hincapié en los agentes que se mueven dentro de su ecosistema. Estos mismos protagonistas han evidenciado, de manera más o menos pública, la ausencia de reglamentación en las retribuciones y de convenios, y finalmente han reclamado más derechos específicos para el sector de las artes visuales. Se podría lograr una mejoría sustancial mediante un asociacionismo mucho más fuerte, con capacidad de dialogar con las instituciones y el poder estatal. Sin embargo, estas asociaciones, como hemos visto, son aún incipientes e insuficientes, aunque animadas de buenos propósitos.

Mientras que en el sector público los concursos se rigen por las buenas prácticas (una serie de normas definidas y compiladas por el IAC en su manual (IAC, s/a, b), o han incrementado notablemente su transparencia en cuanto a las reglas del juego, en el sector privado esto no se vio necesario, por cuanto que empresas privadas tienen menos obligaciones a la hora de justificar sus gastos y sus honorarios (aunque deben respetar el estatuto general de los trabajadores, que regula el empleo de todos los sectores en el Estado).

Hemos asistido a numerosas jornadas, encuentros y publicaciones sobre la profesionalización del sector. Sin embargo, su enfoque no siempre ha ido acompañado de su necesario contrapunto, aunque a todas luces el más obvio: la remuneración. No parece descabellado sostener que los profesionales y su saber hacer están muy presentes en España; sin embargo, no siempre van de la mano de una recompensa económica a la altura de la cualidad que se recibe y de la profesionalidad que se exige.