3. La profesionalización en el sector privado español

3.2. La profesionalización del sector artístico

3.2.3. Los empleos

Los empleos relacionados con el arte son muy diversos:

  • Docentes
  • Instaladores
  • Manipuladores y transportistas
  • Enmarcadores
  • Productores
  • Asistentes de artistas
  • Restauradores
  • Iluminadores
  • Fotógrafos
  • Cámaras
  • Editores
  • Traductores
  • Montadores
  • Talleristas
  • Conferenciantes
  • Mediadores
  • Docentes
  • Guías de exposiciones
  • Responsables de prensa o de comunicación
  • Gestores del ámbito cultural
  • Creadores de contenidos
  • Ilustradores
  • Etc.

El grueso del sector privado del arte es un ecosistema pujante y variado, constituido por pequeñas y medianas empresas y muchísimos autónomos, trabajadores de la cultura, artesanos y profesionales. Se trata de una realidad en constante cambio, sujeta a modificaciones más rápidas que las del sector público, y más extensa, a la vez que más precaria.

Las personas que emprenden en este sector lo hacen por muchas razones distintas. Bien porque ven en este sector un potencial para enriquecerse, considerando que pueden obtener un beneficio económico; bien porque quieren participar y comprometerse para suplir las deficiencias del Estado a la hora de difundir la cultura, concurriendo de manera complementaria a satisfacer las expectativas y el derecho de la población a disfrutar de esta; o, finalmente, porque se trata de personas muy aficionadas a las artes que además pueden dedicarse a lo que más les gusta, tratando de hacerlo de una manera económicamente viable aunque sin tener la urgencia de un retorno inmediato, es decir, que el aspecto económico no es su objetivo principal. En todos los casos hay una vocación y un interés hacia el sector de la cultura. Si la vocación es sin duda el punto de partida, la profesionalización empieza precisamente cuando se pretende transformar el deseo en un proyecto viable y duradero.

La realidad económica en el territorio nacional provoca que desarrollar una carrera profesional en este sector a lo largo de mucho tiempo sea una tarea arriesgada. La durabilidad del recorrido personal de un agente cultural es un factor decisivo, ya que desarrollar una profesionalidad requiere muchos años. Dicho en otras palabras y de manera sintética, se trata de convertir una visibilidad prolongada en un retorno económico.

Hay un extenso abanico de actividades y empleos complementarios a la creación artística y directamente relacionados con esta. Hemos enumerado algunos al inicio de este apartado. Los saberes que estos trabajos requieren son afines a los estudios y las técnicas necesarias para el artista. Estos empleos resultan muy útiles, a veces vitales, para mantenerse económicamente antes de encontrar un medio de vida que se ajuste mejor a las aspiraciones de cada uno (por ejemplo, vivir únicamente de las ventas de las obras de arte o de los honorarios institucionales).

Además, estos empleos permiten estar continuamente en contacto con toda una serie de personas profesionalmente vinculadas a la realización de exposiciones, a las instituciones y a los medios especializados. Finalmente, se trata de actividades que permiten formarse y profesionalizarse en las numerosas especialidades que requiere cualquier proyecto artístico, en aquel amplio trecho que va de la idea hasta la exposición de la obra. Según el estudio ya citado de Ibáñez y López-Aparicio:

«La gran mayoría de artistas que no puede vivir directamente de su actividad creativa busca formas alternativas de conseguir fuentes de ingresos. Incluso dentro de los ingresos derivados de la producción artística, los procedentes de la venta de la obra de arte han dejado de ser prioritarios, manteniéndose ahora en primer lugar la docencia artística, junto a actividades de comunicación o comisariado.»

Ibáñez y López-Aparicio (2018).

Proponemos ahora un ejemplo concreto de estos posibles empleos o encargos: las necesidades y la consecuente inversión de un galerista para exponer las obras de una artista en un espacio abierto al público incluye alquiler del espacio con su mantenimiento y suministros, transporte de las obras, producción de obras (compartida con el artista del todo o en parte), enmarcación, promoción, sueldos de los empleados de la galería, adecuación del espacio expositivo, instalación de las obras, participación en ferias, producción de textos y catálogos, comunicación y demás gastos de representación, que van desde el catering para la inauguración hasta viajes, hoteles o cenas con los coleccionistas, artistas y otros agentes culturales. Muchas de las profesiones involucradas en este ejemplo a menudo están desarrolladas por las mismas personas, en la tan difusa fórmula del pluriempleo, para hacer frente a sus gastos (personas que aspiran a ser artistas o comisarios y poder vivir de ello).

El pluriempleo es una forma gráfica, aunque efectiva, de llamar a la flexibilidad (término en apariencia neutral) que describe una situación cada vez más común con consecuencias profundas en la manera de vivir de quienes la padecen. Es frecuente que un artista que vende algunas de sus obras en galería compagine estos ingresos realizando montajes de exposiciones en museos o en galerías. Así como que el personal a tiempo parcial de una galería realice exposiciones como comisario independiente o escriba textos para revistas o por encargo de artistas. O bien que un comisario independiente colabore con una feria de arte. O que un artista sea a la vez profesor de secundaria o docente universitario. En el sector privado la situación laboral es más variada que en el sector público, aunque cada vez más el sector público va adoptando relaciones laborales similares a las del sector privado.